La Llave
El primer capítulo de esta historia – aunque bien sabe Dios que sus epígrafes son difíciles de ordenar – sucedió hace ya treinta y cuatro años, exactamente veinticinco antes de esos otros sucesos que son los que realmente quiero, o necesito, narrar. Pero me resulta imposible hablar de la desaparición de mi familia sin hablar de lo que – para mí – son sus verdaderas causas.
Cada palabra, cada frase que consigno me sume en reflexiones inquietantes que me impiden continuar. Verdaderas causas, he escrito. Causa y efecto, pienso. Causalidad versus casualidad, divago. Como si lo único que hace que existan causas y efectos no se haya convertido en un espejo que estalló hace ahora seis años en miles de cristales que se me clavaron en los brazos, en las piernas y en el alma. Hablo del tiempo. Pero he de proseguir.
Sí, treinta y cuatro años hace ya de mi primer contacto. Abril de 1932. Me encontraba paseando esa soleada mañana por la alameda del río, cuando me encontré de bruces con un hombre que me entregó una llave, encareciéndome que la llevara siempre conmigo, pues volvería por ella. La recuerdo bien. Era una gran llave de hierro, con una argolla en su extremo para colgarla en las alcayatas de las paredes. Sin más, aquel hombre tan extraño se dio la vuelta para alejarse. Yo me quedé mirando su espalda con la llave en la mano. La guardé en mi bolsillo, y fui olvidando el suceso al paso del tiempo.
Veinticinco años después, también en abril pero esta vez de 1957, paseaba, como casi todos los domingos de mi vida, por la alameda. Me acompañaba mi único hijo, que tenía por entonces veintidós años y estaba recién casado. Hablábamos animadamente de dirigirnos al puesto de las flores antes de regresar a comer a casa, para sorprender con un regalo a nuestras respectivas esposas. Hasta que nos encontramos con el mismo señor de 1932, con la misma edad, que señalaba un cobertizo al lado del río del cual salía una intensa humareda blanca, gritando: mi llave, mi llave, démela, ¿no lo entiende? Todo se va a quemar, déme la llave, Dios santo, se lo pido por su hijo.
Yo tenía siempre la llave encima junto con las de casa, pues aquel viejo trozo de hierro jugó un papel muy importante en mi noviazgo. Cuando metí la mano en el bolsillo, el señor dejó de mirarme para quedarse petrificado al ver algo a mi espalda. Me di la vuelta para encontrar al mismo caballero, el cual me dijo bruscamente: no se la de, Dios, no sea loco, otra vez no, hay que romper el bucle, ¿no lo entiende?, llevo una eternidad retornando, buscándolo hace veinticinco años, dándole la llave, volviendo a 1957 para pedírsela, apagando el fuego y volviendo de nuevo al pasado con… no se la de, Dios santo Esta vez he vuelto para hacer lo contrario….
No se la di. Me resulta difícil explicar la razón. Y más sabiendo como sé las consecuencias que tuvo aquella maldita decisión. Me sentía como el burro al que le han colocado a izquierda y derecha, a la misma distancia, unas zanahorias del mismo tamaño y traza. Por un lado, un incesante dèjá-vu me gritaba que entregara la llave al hombre que lagrimeaba por el humo. Pero el sosias era un invitado de excepción, lo sentía como una singularidad en todo aquello, tenía la corazonada de que era su primera participación en la obra que eternamente representábamos. La asimetría introducida por el doble fue la que me hizo decidir por la zanahoria de la izquierda. Volví a guardarme la llave en el bolsillo.
Vuelvo a pausar la escritura. No me fío siquiera de aquella sensación de dèjá-vu. ¿Sentí realmente que la escena era repetida o lo siento ahora después de repetirla miles de veces en la memoria? No lo sé. Seguiré anotándolo todo. Sea como sea.
En aquel momento desaparecieron tanto la sensación de repetición como el sosias y mi hijo. El hombre que me pedía la llave, tras unos segundos en que creo dudó en reiterar su petición, acabó por sonreír aliviado, para luego dirigirse al puente y saltar buscando las aún frías aguas del río. Empecé a llorar la desaparición de mi hijo, aunque, por supuesto, sin entenderla demasiado. Pero cuando miraba las llamas del cobertizo un fogonazo en mi cabeza me mostró la verdad. En 1932, días después de la extraña entrega de la llave, conocí en un baile a la que después fue mi mujer y madre de mi hijo. Le hable del suceso, le conté lo de la llave, nos reímos juntos. Me enamoré de sus dientes blancos, de la gracia que le hizo todo aquello. Aquella historia del tipo loco de la alameda fue siempre un recuerdo de nuestros primeros momentos como novios. Pero ahora… supe que si hubiera vuelto a casa en ese instante, no la hubiera encontrado allí. Ni a mi nuera, claro. Aún quise creer que podía hacer algo que cambiara todo. A pocos metros, en un cobertizo en llamas, la máquina del tiempo me esperaba, y yo tenía la llave. Hurgué con los dedos en el bolsillo de la chaqueta, pero... estaba vacío. He tardado seis años en reunir la entereza suficiente para anotar todo esto...
Nota del editor: Tío Valentín era el hermano soltero de mi abuelo. Vendió su negocio en 1959 y se marchó a sudamérica. Murió de cáncer en Buenos Aires, en 1975. El médico del hospital envió por correo aéreo todos sus efectos personales, un llavero vacío, un marco de retrato sin nada en su centro, como si el tiempo lo hubiera borrado y, por supuesto, este diario.
José L. Muñoz Expósito, 2007
42 Comentarios:
Intrigante historia de las que empiezas a leer y no puedes parar aunque no había decidido terminarla de un golpe sino solo ver de qué iba. Bueno, uno de las glorias de la escritura es agarrarte por la solapa al libro (el P.C. en este caso) y no soltarte hasta el final. Prueba superada. Me ha encantado el estilo circular del relato y como te envuelve en su atmósfera de irrealidad/realidad. El lector no sabe en qué mundo se está sumergiendo hasta el final y aun así tampoco está seguro. He pasado 30 segundos estupendos al iniciar mi jornada de lunes. De momento no tengo tiempo para una segunda lectura pero la haré cuando lea los siguientes comentarios que estoy seguro están por venir. Ánimo sigue así 200 páginas y me compro el libro y encima lo recomiendo.
Palabra de Poliglota.
Asumiendo de entrada las alabanzas de Políglota, me ocurre un poco como a tu personaje (tengo el relato en la pantalla, recien terminado, y no se muy bien que ha ocurrido); pero a diferencia de él, yo no he recibido el chispazo de comprensión que me permita poner todas las piezas juntas. No acabo de ver la relación entre la circularidad llave - cobertizo en llamas y la propia historia del Tio Valentín.
POr otra parte, aprecio esos toques de humor solapado (el papel en el noviazgo de la llave en el bolsillo) marca de la casa.
Buena semana...
Sólo puedo decir que la historia, por su propia concepción, es consistente en cualquiera de sus posibilidades argumentales. De hecho es un puzzle, y te aseguro que están todas las piezas, lo que pasa es que montarlo cuesta un poco más en este relato que lo que acostumbro. Gracias por las opiniones.
Una pista geométrica: una moneda se encuentra atada con papel celo encima de un disco de vinilio de los antes. ¿Qué pasaría si bruscamente desaparece el celo? Que se iría, por la fuerza centrífuga, hacia la periferia y saldría del disco. Pero esto es otra pieza del puzzle.
Lo seinto JL, pero a mí me ocurre como a DOC.
Solución: Creo que el tio Valentín estaba como una cabra y que no existía ni mujer ni hijo ni llave.
Tu posibilidad es consecuente, Truman, más no es la única. Quizás es la más tranquilizadora...
El tío Valentín no estaba como una cabra: cristalizó en delirios literatios lo que en la realidad no encontraba.
El vehículo transmisor: la llave.
Y su extraño mal delirante se sigue manifestando de generación en generación (dominancia genética que intoxica a sus sobrinos).
PD ajena al relato:
Mis heterónimos se han fugado para celebrar un "carnaval íntimo..."
Están alojados en cierto hotel de Lido.
Me temo que el Marqués de Bradomín va a sufrir una gran agitación interna si coincide con Tadzio...
Se despidieron con gestos definitivos, me temo su no-regreso.
Querida marquesa,
Hay quien afirma que la estación invernal ofrece a Venecia la penunmbra necesaria para aparentar la belleza perdida. Dicen que como las mujeres de cierta edad. Quizás, no sé. Las ciudades enfermas esconden conmovedoras beldades. Si entre los palazzi encuentra a un Tadzio, apiadese lo justo para no desmayarse con malsanos sentimientos de ridículo.
Buona mascherade.
A mi me gusta este bucle literario espacio temporal, aunque tampoco estoy segura de haber captado el meollo del asunto, se me antojan varias posibilidades. Aunque si ese era el objetivo del relato, está más que logrado.
mashoccierone:
fuí marqués, no lo olvides por favor.
No existe marquesa. Esa figura amarraría de forma aniquiladora a nuestro insaciable conquistador.
Desmayo y sentimiento de ridículo no forman parte del repertorio donjuanesco de esta figura.
La agitación interna del Marqués tiene relación con aquel bello pecado que, alimentado por efebos coronados de rosas, tentación de poetas, de griegos y romanos.. permaneció como fruto hermético para él...
Ya nos desviamos, de nuevo, del tema ...
Cierto. Bien cierto, mi sentimental y perverso amigo. Le ruego excuse mi lapsus. Pero no fui yo quien introdujo el equívoco de mentar al viejo y patético profesor de embetunados mostachos agonizando en las arenas del Lido.
Alimentemos los pecados de mancebía, y de efebos, y de poetas.
La llave, la llave...
El marqués rehuye de esos derrumbes patéticos ante el fruto censurado. Su plenitud vital es alimentada asiendo fragmentos de una belleza universal con formas femeninas.
La soberbia de tocar la belleza Absoluta no le ha impregnado.
Si Gustav o el Sr. Friedman hubieran contado con esa llave....
No sería lo mismo.
El colapso trágico-cómico es uno de los elementos esenciales de estos personajes...
Pd: El lapsus quedó cubierto por esa "Venecia invernal..."
Me parece muy bien que el marquesado utilice este enclave para sus insinuaciones sensuales con el italiano, aunque mejor podrían quedar en un ciberespacio privado y acariciarse el solomillo el uno al otro a su propio gusto.Allí podrían navegar hasta la muerte con sus soporíferas pedanterias hasta naufragar en el hartazgo. A mi lo que me importa es que el relato ha conseguido una atmósfera de fantasia que parece real, sin caer en el más puro realismo mágico, y sobre todo que atrae al lector con su forma y su contenido: estando el uno en justo equilibrio con el otro.
Perfecto, sin duda estoy con loca de amor. Pero, loca, ¿qué es eso de que le parece muy bien aunque prefiría que no?. Déjese de tibiezas. Yo le ayudo: amores locos y connubios, todos al fuego. Que revienten los pedantes, italianos, boches y carlistas. Rompanse los catecismos y que cada cual entienda lo que quiera del relato de Don valentin, al que no felicitaré hoy por ser esta una fea costumbre burguesa.
Loca de amor, si te hubieras tomado tu dosis de antipsicóticos podrías captar que aquí hablamos de literatura.
Probablemente tu narcisismo anónimo ha entrado en crisis y arremete con las entradas ajenas que te suenan a chino.
Pedantería, la que me plazca y sea posible en un espacio libre. Tus sentidos romos no me interesan.
Si lo que realmente te interesa es comentar la entrada literaria, porqué le dedicas tantas lineas, de inicio, a la comparsa histérica?
Para este tipo de intervenciones, la máscara tranquiliza mucho ¿verdad?
Parece que las chicas se alborotan. Coincido con Gela en que "la máscara tranquiliza". Para los alagos y comentarios inocuos está bien; pero cuando las palabras rezuman hiel creo que lo justo es desembozarse.
es normal que en un día como hoy, el espíritu del tío Valentín haya agitado los celos de loca de amor
y lo que empezó teniendo alguna relación con la literatura y tal vez con la filosofía, acabará a la deriva, con estornudos anónimos que en esta época del año todavía van cargados de virus...
Atacar mientras uno se oculta bajo una máscara es de cobardes, estoy con gela. En cuanto al estilo de la expresión escrita, cada cual baraja el que le da la gana, este blog es absolutamente democrático tanto en contenido como en formas... Loca de amor, si quiere usted jugar a la guerra, descúbrase y combata limpiamente, siempre que el "juego" sea simplemente un "juego". Si por lo contrario, lo único que pretende es ofender y no de forma precisamente inocua, por lo menos, y en lo que a mí respecta, no pienso entrar en esa batalla. Para circos ya tiene usted los debates en los programas del corazón; el ingenio no parece darle para más, por lo pronto.
Ánimo loca de amor. Eres la sal y la pimienta.
Entradas como las de "loca de amor" hablan a favor de la buena salud de este blog... casi tanto como de los esguinces mentales de su encubierto/a autor/a.
Bajo el intercambio -empalagoso o no, que va por gustos- de "gela" y "mashoccicerone" se esconde un velado juego de personajes literarios, incluso de citas (se puede seguir el texto de alguna sonata valle inclanesca en los comentarios). Pueden no tener una relación directa con "La llave" del tío Valentín, pero están en el terreno de la literatura. A diferencia de los encabritados y desaforados descalificativos que en ocasiones se estilan por aquí.
Volviendo al relato (y lo que voy a decir está más dirigido al reciente "Archivista"): pienso que los textos no deben funcionar como adivinanzas, o que su carga alegórica sea de tal calibre que despisten al lector. Prefiero los paisajes difusos e interpretables, pero no la sensación de que tengo deberes por cumplimentar.
Saludos desde Planeta Simio
RB
Valientes argumentos al servicio del pensamiento lacayo. Literatura, literatura: funesto simulacro de la consolación. Temo que loca de amor se rinda ante semejantes lindezas, y naufrague de hartazgo. Eso del ciberespacio privado ... me lo imagino como la aurora roja con sabor a pólvora con la sueño despierto. ¿Verdad que sí? Dígame que sí. Loca de amor, no se achante. RB encontró ya su planeta.
(¿Donde abré puesto las llaves del cajón del revolver!)
Loca de amor, es la sal y la pimienta ....esnifada, claro
y kirilov se ha pasado con la dosis..
Menuda comparsa carnavalesca estamos montando aquí.
Todos sabemos que la vida es un juego cruel y absurdo, endemoniado Kirilov. Pero usted es un frívolo muy profundo y le sale muy mal el papel de payaso. Descerrajese ya un tiro y déjese de milongas.
Si en este blog no hay sitio para el desafuero, probablemente haya que buscar otras tierras de promisión. Es cierto que algunos comentarios pudieran tacharse de poco "educados", pero nadie dijo que esto fuera la corte francesa. Resulta más sugerente la imagen de un páramo por el que deambulan personajes solitarios que escupen al viento flemas con formas dulces, melífluas, procaces, estridentes, seductoras, íntimas o desaforadas. Unas encuentran su eco en algún habitante del páramo y otras se pierden entre rachas de viento.
Ansiamos el eco. Escribimos por el eco.
funesto simulacro de consolación?
..UHnnnnnn frustración mal llevada percibo
..rabia vomitada presiento.....
arremeter con calificativos de pedantería hacia personajes literarios de relatos propuestos y afines, para encayar en un nihilismo pendenciero y vacuo...
Por favor, no asaltes los paraísos literarios privados con tu olor a pólvora, rompe el bloggsistema
Siga cebando su mate, amigo pampeño, y arrímese un abrazo. Cuidese ese resfriado, que el salitre de este blogg es peor que el patagónico. Y por cierto, le invito a seguir a Chatwin por los ergs de la nueva entrada de Saint-Gervais. Y no deje de contarme quién es el de los shorts, seguro que lo adivina.
Y tú, Abelenda, deja de mascullar, que no te oímos.
Es curioso:
hay personajes que entran en el blog, comentan lo que les da la gana (a veces de forma insultante) bajo la máscara del nick, y cuando se les lleva la contraria se sienten ofendidos, declaran pomposamente la falta de libertad del blog, la presunta privacidad del ciberespacio, y hacen mutis por el foro moviendo las plumas empolilladas de su abanico...
Patéticos intolerantes, esta es vuestra casa.
¿"Patéticos intolerantes"? ¿No es un poco exagerado, Doc? ¿Piensas que se hace mal uso de la libertad de opinión?
Parece que siempre necesitaremos líderes y guías que nos eduquen y aleccionen en el saber estar y en el saber decir. No sé qué haríamos sin ellos. Vagar por el páramo, supongo.
¿Es que quereis más? Estoy indignado. Me teneis indignado. Todos. También loca de amor. Traidora. Con vuestro paternalismo, vuestro pietismo, y vuestro manierismo literario. Me iré, sí, al páramo. Quizás haya un pantano. Lo lamentareis. Me llevaré el diario del abuelo Valentín y me sentaré en una peña a leerlo. No contiene recetas. Limpiaré el guano. Me será muy instructivo.
Libertad para moverse entre adhesiones o nihilismo, para tirar una piedra y esconder la mano por las consecuencias no previstas, libertad para entrar de nuevo y salir airosos porque la máscara nos protege, libertad para jalear que es un gesto de bajo consumo, libertad para autocondenarse a 250.000 años vagando solitario por un páramo y llevarse algo de este blog para el paseo, libertad para entenderse o ignorar lo que hay debajo de tanto heterónimo...
Pero por favor, intentemos no desplazar a otros a espacios privados en aras de esa libertad que exhibimos porque me permitiré señalar que tiene "mucha jeta para tan escasa careta"
Y si se quiere comprobar que los estilos engolados, sermoneros están al servicio de todos, cualquiera puede pasearse por viejas páginas de este blog ¿no es cierto loca de amor? La memoria es frágil y el juego de la provocación, muy atractivo
Libertad para entrar, para salir, para guardar silencio, para vocear, para provocar, para discutir, para ignorar, para despreciar, para alabar, para regocijarnos, para ser petulantes, para ser groseros, para declarar nuestros afectos, para ocultarlos.
La literatura es una excusa, lo que de verdad nos gusta es hablar de nosotros mismos.
Y quién dice que la literatura sea una excusa? más bien es un una prolongación de ese yo totalitario que se busca continuamente...
Ya lo nombró alguien por ahí, la clave es el narcisismo: el motor que moviliza nuestras adhesiones o repulsiones -artísticas, afectivas, emocionales.....-.
Qué gustosa perversión la del lenguaje.
Me gusta tu punto de vista sobre el narcisismo. Me adhiero a él. Somos puro ego. Con máscaras, embozos, afeites, disfraces solidarios; pero al final nada más que ego.
La Literatura se puede escribir con mayúsculas porque permite todas las variaciones imaginables y seguro que alguna más. Roy Batty prefiere relatos que no sean piezas del puzzle sino más bien que el puzzle esté tan borroso y difuminado que no se distingan ni las piezas, con lo que la libertad del lector es absoluta. A mí esa idea me atrae muchísimo.
Desde luego, la llave no era eso, pero tampoco lo contrario. No estaba escrita con un sentido último que el lector debía pergeñar . Sino más bien existía una historia consistente que se ve rota en pedazos para que el lector juegue con las piezas, descubriendo otras posibilidades, otros significados, otras paradojas. Otra cosa es que eso se haya conseguido o no, claro. Es decir, que el lector se haya sentido atraído o no hacia el juego.
Interesante debate sobre los entresijos de la literatura, éste.
Saludos a todos.
Sobre este debate debo confesar mi más absoluta simpleza. Es decir, me gusta leer historias: planteamiento, nudo y desenlace. Ya sé que podrías citarme obras que me gustaron y no obedecían a este modelo. Las obras maestras se salen de cualquier estructura literaria; esas no cuentan. Pero bueno, las teorías literarias no son más que letanías para dormir o tema para llenar horas de hastío -la siesta es la hora de hastío por excelencia-. El hecho creativo es lo esencial: la historia que desde la mente del escritor salta al papel e interpela la realidad del lector.
Vaya, no me deja publicar con mi contraseña. José Luís, dime qué pasa. Quintín
Quintín, te he contestado por email.
Teorema de Quintín:
teoría = letanía.
Alternativas:
A. teoría = (abstracción + pensamiento + estructura + filosofía) - utilitarismo
b. teoría = juegos de la inteligencia no-instrumental
Roy
Están bien las alternativas. Si, están bien. Quizás algún día piense que la novela ya no tiene nada que aportarme y entonces comience a leer a aquellos que nunca escribieron ninguna pero que hacen teoría sobre ella. No me interperlarán, ni me seducirán, ni me transportarán a parajes imposibles; pero quedará bién en las charletas.
Todo esto es broma. Supongo que tienes razón y que la teoría literaria es necesaria; y los que la hacen saben infinitamente más sobre literatura que yo. Pero que le vamos a hacer, siempre preferí zambullirme en la piscina -el mar quedaría más lírico pero me resulta incómoda la sal y la arena-que oir disertar sobre las propiedades del agua.
Soy simple. No doy pa'más.
No son campos incompatibles (aunque tu planteamiento "A vs B" de más juego en este blog).
Ejemplos: Umberto Eco / Chesterton / Walter Benjamin / Robert Graves / C.S. Lewis / J Benet ....
No es un oir pasivo de las teorías de otros lo que tiene interés, sino una escucha activa que estímule a tu propio pensamiento...
Esto es lo que teneís los varones de armas, los hombres de acción. Prima el lenguaje inmediato del acero.
Pero en algo estoy contigo, casi siempre sobran palabras.
Cada día que pasa estoy más convencido de tu último comentario: "...casi siempre sobran palabras". Pero en fin, hablar parece que tenemos que hablar y algunos hasta nos ganamos la vida con ello.
Por otra parte, creo que en un blog se trata de dar juego; no de hacer planteamientos rigurosos y contrastables con la enciclopedia de autoridades. Por lo tanto, tu planteamiento es absolutamente correcto y hace imposible el cuestionamiento. Pero, ¿se trataba de eso? Divirtámonos. Dejemos grandes huecos en nuestras ideas para que puedan entrar cuantos más mejor.
Ya ves cómo tengo el día. Jacarandoso diría yo.
Abrazos y que lo paséis bien.
Hola: Buen día no se si por equivocación o por el destino entré a ésta página que al igual que las otras personas que respondieron con su comentario la historia les resultó muy buena, pues desde que inicié a leer no pude separarme del escrito hasta el final, pero al igual que el autor me he preguntado que si hubiese pasado si no hubiese decidido....
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