El Sueño
Qual è coluí che suo dannaggio sogna,
Inferno, Canto XX
Desperté el primer día de la creación, sintiendo que el universo era de mi propiedad o al menos estaba hecho para mi exclusivo deleite. A mi alrededor la frondosidad era lúbrica y excitante, casi obscena, los árboles parecían inclinarse a mi paso, los arroyos corrían poderosos, rumorosos, cantarines. Cuando me acercaba a una cualquiera de estas corrientes, excelsos puentes de piedra se desplegaban paulatinamente bajo mis pies desnudos. Las flores exhalaban el olor de la eternidad, ese olor que no se pierde entre las tumbas. La mañana de ese día la ocupé en ejercer la más importante de mis prerrogativas: fui dando nombre a cada piedra, a cada hierba, a cada fiera. Comí después de las generosas ramas de los árboles, que pugnaban por ofrecerme sus retoños. Observé que, como en una suerte de botánica hidra, en el mismo instante de arrancar un fruto, otro crecía en su lugar. Cuando el hambre fue saciada, sentí entonces necesidad de apagar la sed. Escuché un rumor de cataratas escondidas entre las anfractuosidades del bosque. Hice nacer un sendero, los árboles se abrieron y allí estaba ella, bañando su cuerpo moreno bajo una cascada, en la que las gotas de lluvia, al caer buscando el suelo, eran como lágrimas que anhelaban escapar de la quemazón de aquella piel nueva, exuberante y viva. Me acerqué a ella y la tomé. Salimos del agua y me tomó ella. A nuestro alrededor comenzaron a jugar nuestros hijos. Cansado, acabé por echarme entre las hierbas de la orilla. Al despertar, sentí que había tenido un extraño sueño: en él, viajaba con
8 Comentarios:
Dafne fue un sueño. Un mal sueño.
Un arbol genealógico enredado en el génesis de la vida. El relato está bien estructurado y suena melodioso, pero la relación entre sueños y realidades es un poco confusa. Quizás lo hayas buscado así a próposito.
Despertarse para constatar que esto no ha sido más que un sueño...
O presentir que estamos ubicados en ese sueño y nuestra memoria onírica evoca la exuberante génesis...
Jugar a fundir realidad y sueño encontrando paraisos no tan perdidos. Me quedo con esta última.
¿Qué tiene que ver Dante con hacer el amor dentro de la olla de una cascada?
Si haces esas cosas vas al infierno
¿y allí puedo seguir haciéndolas?
Son los sueños que anticipan el futuro. Confusión con un lejano regusto cortazariano.
Entre Borges y Cortazar: JL.
Estoy soñando la existencia y es un jardin torturado.
Pero nos queda una felicidad: ardemos en palabras incomprensibles.
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