Daniel no había llegado al Café de la Estación, pasados veinte minutos de la cita. Sergio estaba aburrido de recordar cómo el pulcro camarero le había servido con auténtica parsimonia de maestro el cremoso y eterno capuccino. Confiado en que el único cliente del bar no estaba muy interesado en la música caribeña, el barman expulsó el CD del equipo y lo sustituyó por otro que extrajo de su propia mochila. En la carátula se veía, tras una mala impresión casera, una gran pared de ladrillos blancos. Pero cuando Sergio iba a hacer por escuchar la nueva música, Daniel entró por la puerta con una sonrisa de disculpa y se sentó frente a él, haciendo una seña al camarero, otro capuccino, por favor. Hello, hello, hello. Is there anybody in there? Just nod if you can hear me. Is there anyone at home? Sergio notó a Daniel muy cambiado, aunque cuatro años - en la treintena que ambos disfrutaban - no deberían dejar demasiadas señales en el rostro, quizás no ocurría lo mismo con las tristezas. Daniel compuso expresión de llegar a comprender cualquier cosa. Come on, come on, now, I hear you’re feeling down. Well I can ease your pain, Get you on your feet again. Creo que esto lo no comprenderás, le dijo Sergio. Pero Daniel acentuó su sonrisa. Venga, suéltalo. Relax, relax, relax I need some information first. Just the basic facts. Can you show me where it hurts? Por dónde empezar, dijo Sergio. Por el principio, por supuesto. En el principio era el Verbo. Los dos rieron de la vieja broma de la clase de Filosofía. Entonces Sergio lo vomitó todo. There is no pain, you are receding. A distant ship's smoke on the horizon. You are only coming through in waves. Your lips move, but I can’t hear what you’re saying. When I was a child, I had a fever. My hands felt just like two balloons. Now I’ve got that feeling once again. No te entiendo demasiado bien, dijo Daniel. Tú siempre tan enrevesado para decir según que cosas. Entonces, el que sonrió fue Sergio. I can’t explain, you would not understand. This is not how I am. I have become comfortably numb. ¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué estás cansado de luchar? ¿Que prefieres unirte al enemigo, dejarte vencer por la vida, dejar de remar? Bienvenido al club, dijo, de una vez, Daniel. Guitar solo. Los dos amigos se miraban de hito en hito, y empezaron a comprenderse a sí mismos porque se veían reflejados en el otro. I have become comfortably numb. El camarero sonreía escuchando la música, tamborileando con una cucharilla sobre la mesa. La profesionalidad escondió a duras penas el gesto de contrariedad al entrar otro cliente. Sergio bajó los ojos a sus manos, que se retorcían desesperadas. Daniel lo miraba fíjamente. OK, OK, OK Just a little pin prick. There’ll be no more, aaaaaaaaaaaahhhhhhhhh. But you may feel a little sick. ¿Todo esto no te hará hacer ninguna tontería, no? Sergio dejó de mirar las manos y le preguntó, más cansado que nunca, si había alguna tontería más grande que la propia vida. Asustado, Daniel bromeó: siempre quedarán los buenos polvos. Can you stand up, stand up, stand up. I do believe it's working good. That’ll keep you going for the show. Come on, it’s time to go. No importa a qué polvos te refieras, Dani, ni los tomo ni los echo. Incluso dejé las pastillas del médico. Joder, Sergio, te veo Living Las Vegas que te cagas. Dani, ya te lo dije antes. There is no pain, you are receding. A distant ship's smoke on the horizon. You are only coming through in waves. Your lips move, but I can’t hear what you’re saying. Tú siempre has sido un tío raro, Sergio. ¿De dónde te vendrá todo esto? ¿Cuándo empezó? Recuerdo que desde siempre, tú… Sí, yo. When I was a child, I caught a fleeting glimpse Out of the corner of my eye. I turned to look, but it was gone. I cannot put my finger on it now. The child has grown, the dream is gone. Ningún sueño se cumple, debes hacerte a la idea, Sergio, si lo hace, es que no era un sueño. I have become comfortably numb. Joder, la verdad, es que me conformo, me aguanto, vivo como hay que vivir, Dani. Sí, vivo. El problema es tanta energía desperdiciada para llegar a esto, Dani, no sabes el daño que me ha hecho reconocer que en el universo ningún esfuerzo puede estar encaminado a la construcción, todo lo más, a detener la destrucción inevitable. Daniel miró hacia la calle por los cristales. Sergio se echó hacia atrás, derrotado. El camarero, resignado, volvió a meter el CD de música caribeña y pulsó play.
Fotos: "Restos de un Capuccino", J. L. Muñoz, 2006
"The Wall", Pink Floyd, Gerald Scarfe y Roger Waters, 1979
26 Comentarios:
Curioso experimento literario-musical, supongo que la manera adecuada de consumirlo es con la mentada canción de Pink Floyd de fondo... Me sorprende que nos regales esta estampa generacional, esta ilustración del lugar común de la caída. Más que nunca me pregunto por la génesis de algo así, ya que en tu caso seguro que hay que rastrear unos cuantos años en el pasado para encontrar una escena similar. En cualquier caso me despierta resonancias, más que nada porque he tratado de retrasar mi propia caída lo más posible, y aún me permito de vez en cuando conversaciones de café parecidas a la descrita.
Sólo un apunte de estilo: en lugar de "detener la destrucción inevitable", "aplazar la destrucción inevitable". Así no genera confusión.
Hay mucho personal en estas líneas, sí. Y hay muchas escuchas de la canción detrás, sí. Pero te aseguro que nunca hubo en mi vida una conversación de este cariz. Al fin y al cabo, Daniel, Sergio e incluso el camarero no son más que trasuntos de mí mismo. Pues esta conversación se ha producido miles de veces en mi cerebro, cada día, desde hace muchos años.
Completamente de acuerdo en la sugerencia, aplazar mejor que detener, ya que mi tesis es que detener es imposible.
Un abrazo.
Me ha encantado el relato, fundiéndose la idea central del mismo con la letra de la canción, como si rindieras un homenaje a tu propio pasado al mismo tiempo que a Pink Floyd. Estupendo. Algo que me ha llamado la atención y que creo un acierto... La voz del narrador. Es extraño, pero es como si no fuera una persona; me explico, parece el objetivo de una cámara rodando la escena emblemática de alguna película. En este caso, de una parte de tus recuerdos... Estupendo, amigo.
PD: No estás solo en la caída, sea esta generacional o no. Creo que más de uno en este blog hemos tenido esa conversación en algún momento con nosotros mismos.
Un abrazo.
Creo que has exprimido hasta donde se podía la idea y has salido voctorioso del reto literario.
No puedo estar de acuerdo con el contenido, pero ahí coletea lo personal, como el rabo de un lagarto. Nada que decir.
Yo rescato, del contenido, la idea de que
1º .- Your lips move, but I can’t hear what you’re saying
2º .- I can’t explain, you would not understand
Quizás ese sea el verdadero drama
Saludos
Aún así me gustaría saber en qué no estás de acuerdo; supongo que te refieres al substrato ideológico, a la desesperanza, a la falta de comunicación que nos atenaza y nos oprime...
De todas formas, yo también estoy satisfecho con el resultado, pero con el sentimiento de que la temática está ya exprimida en exceso. Hay algún relato en ciernes sobre la falta de comunicación llevada al extremo.
Un abrazo.
Exacto: no empatizo con el discurso desesperanzado (en ese contexto) del personaje.
¿Que la vida no tiene sentido? Eso lo sabemos ya. El reto de cada uno es dotarla de significado sin dejarnos caer en el aturdimiento confortable, que no es más que un suicidio retard o una vida de bóvido estabulado.
Más afín a mi interés es el asunto de la (in)comunicación, la imposibilidad real de que mis palabras sean escuchadas / entendidas; es más, de que mis palabras vehiculen lo que realmente quiero decir (y me refiero especialmente a la comunicación verbal cotidiana). O que realmente sepamos siquiera que queremos decir.
Saludos
Entonces estamos de acuerdo: Confortably Numb (la canción así como el relato) pretenden ser una denuncia de ese adocenamiento falso al que demasiadas veces nos es más cómodo agarrarnos que la realidad desnuda, biológica.
Mi camino no es el camino de mis personajes. Una vez aceptada la flecha entrópica, ¿qué puedo hacer con mi tiempo y mi energía? Espero que algo más que Heisemberg, claro.
¿No tienes una sensación como si la hermosura de la vida, que acaba allí, en ese jardín de nuestra casa, fuera algo plano, un horizonte infinito, que le rodea y corta a uno como un mar en donde uno se hundiría si se quisiera entrar en él...?
...
Ese vacío donde otros se tienen a sí mismos. Esa suavidad que se respira ya en sus vestidos. Esa suavidad vacía, que mantiene amontonado por un momento el acontecer, como un cedazo, para seguir en seguida moviendose vacío.
¿se ha colado un Cohelista?
... manifiestaté!
Haga un esfuerzo, Quintin Montero. Y no es preciso concentrarse demasiado. A menudo no es sencillo explicar lo que a uno le pasa, lo que uno siente. Le pasa a la tranquila Veronika y a más gente. Uno no conoce con frecuencia aquello que oscuramente se quiere, pero uno sabe que lo perderá...
esto es una prueba
aaa!
Yo he venido aquí a hablar de mi libbrrro...
Me ha gustado este relato. Quizás porque me identifico con los personajes y con el ambiente de la narración: Dos tipos de mi edad, en una cafetería cutre hablando de esa vida que no consiguieron domar. Y de fondo suena Pink Floyd, la banda sonora de muchos que pretendíamos ser libres cuando teníamos diez años menos.
A veces me cabreo con el tono excesivamente pesimista de los escritos que colgamos en este blog, pero en este caso no puedo evitar reconocer que el relato tiene un regusto a la "vida misma", a verdad. Esta conversación se parece demasiado a las que he mantenido recientemente con Julio o con el ex-tertuliano Luismi. Esa cafetería también se parece demasiado al Veracruz, uno de nuestros centros de reunión de hace años. Pink Floyd es un grupo clave para nuestra generación, que miró musicalmente a los 60s y los 70s. En fin, parece que Sergio y Daniel somos cualquiera de los treintaeñeros que pululamos con frecuencia por este blog.
¿Incomunicación? No sé si ese es el problema principal de Sergio y Daniel. Yo apuntaría más bien a las altas espectativas puestas sobre la vida, que poco a poco se van haciendo más claramente inalcanzables. Quizás la solución a su drama sea aceptar que esa humilde cafetería donde habitualmente suena música hortera, y donde de vez en cuando se cuela un "The Wall", es una metáfora de ellos mismos.
Con un tono amargo, Benitez habla del regusto a vida misma. Tiene bien ordenados sus mitos y sus palabras suenan a rebeldía resignada, lejos del confotable acorchamiento. Declarar la invulnerable debilidad es acto de valentía.
Yo también quería hablar de mí, de mi libro, de mis posos de café. Lo demás está allí afuera: la tentación, la infidelidad ... los grandes perros de lanas ... la enajenación.
Queridos Reyes Magos:
Sólo pido una cosa.....seguir siendo el protagonista de una regocijante serie de catastróficas desdichas.
Preferiría.... no tener que desear otra cosa.
Ponga un drama en su vida, ¿verdad, Angelovna Elvireva? ;) Siempre hace falta un enemigo declarado, uno del que sentirse orgulloso, sobre el que cimentar una identidad que ya declina... Como los delfines de Hyperion (Simmons, no Keats), en ese edénico mundo futuro, echando de menos a la extinguida especie de los tiburones.
(Sé que Quintín no entenderá ni jota de esto :D )
Lo que les pasa a Sergio y Daniel es que han dejado de encontrar en "lo de fuera" un enemigo contra el que luchar, en el que cimentar su identidad de luchadores rebeldes, así que se limitan a dejarse fluir en un mar acolchado de realidad más o menos benigna mientras un insidioso malestar crece dentro de ellos. ¿Hay otro tema aparte de éste? Sí, yendo más allá, avanzando en la cronología de la catástrofe: la incomunicación. ¿Qué sentido tiene intentar comunicar lo inefable, lo que ni siquiera uno mismo llega a entender? ¿Hay interlocutores "válidos", lo es uno mismo? ¿De qué sirve hablar, seguir hablando, qué intentamos construir con ello?
Perdónenme, me he levantado metafísico... Debe de ser que los reyes me han traído (otra vez) carbón ;)
Javi, me encanta la idea de la cafetería cutre, donde de vez en cuando se cuela un algo de grandeza, como una metáfora de los protagonistas del relato. Coincido con Veronika en que tienes bien ordenados tus mitos, y es que en general no hacemos otra cosa que seguir narrando y narrándonos, aunque ahora sea sin palabras, aunque tratemos de mantener la mente en blanco en medio de una incómoda postura...
(Esto, definitivamente, no lo entenderá -ni tiene por qué- Quintín...)
Veronika, ¿tengo yo también adecuadamente ordenados mis mitos? Al final todos ensayamos caminos trillados. Pero, siempre lo dije, no me disgusta esta parte de la historia. Sólo querría, doc L, saber comunicarla (y que alguien la escuchara con interés, la entendiera y -¡¡más difícil todavía!!- la compartiera).
Veronika, hagas lo que hagas, no decidas morir (guiño Coelhista).
Pppfff, me iré a la cama otra vez, a ver si cuando me levante los reyes me han dejado juguetitos para no pensar.
Una alternativa al "comfortably numb" es la "confortable queja" o "comfortably complaint", una canción de éxito por estos barrios, de melodía tan mullida como el aturdimiento.
Saludos.
Es bueno si es lógico. Código Alpahville desactiva todo pensamiento ilógico de los países exteriores. Dolor y queja no figuran en la biblia. Una vez me hablaron de la poesía. No les entiendo. Me gustan las piruletas. Yo estoy muy bien gracias por favor.
Un ladrillo del muro te ha dado de lleno en tu extremo cefálico.
Imagino el estado de la seductora de orden 1...
ESTOY DE AACUERDO CON EL ASUNTO DE LA INCOMUMICACIÓN.
Doc Leo calla.El silencio a veces es na soledad insoportable
El tumbao
tranquila voronika, seductora de orden 3, hay mareas internas que saben mejor con una piruleta en la boca....ya voy entendiendo...la ilógica coherencia del caos
Cuando arden las pérdidas, hasta las piruletas tienen un sabor metálico.
Pero intentemoslo ...
Je ... t`... ai ... me ...
He disfrutado con el relato, tanto desde el punto de vista formal (esa imbricacion de musica y texto) como del contenido, tan recurrente pero no por ello menos interesante. Sin embargo, hay un par de concesiones a lo coloquial que me disgustan ligeramente, en especial eso de "Living Las Vegas" que ademas creo que no se ajusta a lo que querias decir (si es un guinyo a los personajes de la pelicula de Mike Figgis, se trata de todo lo contrario). Como surgio la idea de escribir algo asi? Me refiero al momento en que decidiste que la letra del tema de Pink Floyd daba para esa escena y esos personajes.
Querido D'Artagnan, espero que llegues a leer este comentario a pesar de la mucha paja que lo precede (mira que os seguis enzarzando tontamente con el jueguecillo de seudonimos y estocadas al aire). Aun asi, me han resultado muy enriquecedores algunos de ellos, como la disension ilustrada de Doc o las coincidencias insoslayables de Javi y Julio.
Dos amigos que se hablan en un bar, que no se ven, que no se quieren decir, que no se pueden decir... ¿hablarán coloquial o serio? No sé, es la eterna duda del literato que reproduce diálogos...
El sentido que le quería dar al Living las Vegas es el mismo que el refrán castellano "de perdidos al río", que es el que yo le doy a la peli.
En cuanto a lo de los seudónimos estoy contigo: yo sólo los he utilizado un par de veces, frente al par de cientos que he utilizado mi propio nombre.
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