domingo, octubre 29, 2006

Semillas en Noviembre - y VIII


VIII

Supo que lo acontecido los días que siguieron fue demasiado para Morgan, y no se lo reprochó en absoluto, aunque él ya lo intuía desde hacía tiempo. Claro que le hubiera encantado emprender con ella el viaje, ayudarla con la contabilidad en los primeros años de negocio, pero de pronto hizo aparición en escena una tercera persona, y eso el no lo esperaba. Se sentía de más y decidió no embarcar en el último momento, aunque prometió visitarla.
Se levantó una fuerte ventisca y el agua salada le golpeó en las mejillas, humedeciéndole los labios. Pensó en lo difíciles que habían resultado las cosas para ella hasta ese momento, y deseó que todo cambiase en ese inesperado giro que tomaba su vida, aunque en el fondo sabía que por muy lejos que se marchara de casa, las personas, en el amplio sentido de humanidad que implica el término, eran las mismas, y funcionaban igual en todas partes. La intolerancia, los prejuicios, la incomprensión procedente de la profunda ignorancia la habían acompañado en numerosas ocasiones. William fue el único que la apoyó siempre en ese sentido, a pesar de lo que opinaban de ella algunos de sus amigos. Para Darell siempre habían resultado difíciles las relaciones humanas, dada su condición y su concepción sobre los dos géneros. Ellas, compañeras fieles e incondicionales, ellos barcos zozobrando a la deriva. Claro está que lo de la amistad era otra asunto. Con ellos se podía contar casi para cualquier cosa, eran sinceros y leales. De ellas no podía decirse lo mismo… Al menos según lo que le dictaba su propia experiencia.
El temporal amainó y el sol se dejó ver un momento ocultándose tras el horizonte. Avanzaban hacia el oeste, Nueva Orleans les esperaba al otro lado. William le había dicho que probablemente ése era el mejor sitio para abrir el club; quién sabe, con un poco de suerte y si prospera el negocio quizás incluso pueda contratar a verdaderos artistas, pensó. Quién sabe, quizás William decidiera algún día seguirla a través del océano.
La cubierta crujió a sus espaldas y se dio la vuelta despacio para contemplarla una vez más. Su cabello rubio, sus bonitos ojos negros… Margaret era una bendición caída del cielo.

Enviado por Lya
Ilustración: Antonio Murado. Untitled

4 Comentarios:

Blogger José L. Muñoz Expósito dijo...

¿son mis propias obsesiones o... Darell se acerca cada vez más hacia las otras sexualidades?

6:02 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

No son obsesiones, querido J.L. Darell se acerca y explora otras formas de sexualidad, sin acabar de decantarse por ninguna de ellas. Nueva Orleans le espera al otro lado del charco, quién sabe, lo mismo allí termina por aclararse o acaba aún más confundida de lo que estaba. Intentaré daros más noticias suyas en cuanto me sea posible...

7:28 p. m.  
Blogger L Malaletra dijo...

Como ya te he dicho en otros foros, cuida a Darell, hazla tuya y ve juntando delicadamente piezas para un mosaico futuro.
Besos

7:33 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Acabo de grabar el disco de Muddy Waters "Hard Again": "mannish boy" es la formidable primera canción.
For Darell.

1:25 p. m.  

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