CIEN
DE SAINT GERVAIS A LA BOHEMIA
Damas, Caballeros, en pie.
Descúbranse; la mano izquierda sobre el corazón.
Es de La Bohemia de quien les hablo.
De La Bohemia y de Cesar Vicente, el artífice del sueño: una librería que consiguió crear un espacio de encuentro y discusión en sus entrañas, que impulsó una tertulia, la revista Odradek, la Factoría ODK, relatos, blogs y camaradas de lecturas y letras.
Hoy reducida a franquicia bebedero de impostado estilo neocolonial.
Es esta la razón para el rescate, desde un blog ya centenario, de un testimonio fotográfico que se creía definitivamente perdido.
A todos aquellos/as que con indulgencia leen y apasionadamente escriben sus comentarios en el blog, decirles: es vuestro este humilde y zozobrante navio.
Descúbranse; la mano izquierda sobre el corazón.
Es de La Bohemia de quien les hablo.
De La Bohemia y de Cesar Vicente, el artífice del sueño: una librería que consiguió crear un espacio de encuentro y discusión en sus entrañas, que impulsó una tertulia, la revista Odradek, la Factoría ODK, relatos, blogs y camaradas de lecturas y letras.
Hoy reducida a franquicia bebedero de impostado estilo neocolonial.
Es esta la razón para el rescate, desde un blog ya centenario, de un testimonio fotográfico que se creía definitivamente perdido.
César, maestro de ceremonias en la presentación del primer número de Odradek en La Bohemia
Isabel Alvarez acompaña a Doc L en la presentación de la revista
Y este es el garito que ocupa lo que fuese La Bohemia.
Jóvenes talentos literarios(JB y JL D´Artagnan) discuten sobre
el abuso de la metonimia en la obra de Marcel Proust
bajo la atenta mirada de A el Políglota
Isabel Alvarez acompaña a Doc L en la presentación de la revista
Y este es el garito que ocupa lo que fuese La Bohemia.
Jóvenes talentos literarios(JB y JL D´Artagnan) discuten sobre
el abuso de la metonimia en la obra de Marcel Proust
bajo la atenta mirada de A el Políglota
A todos aquellos/as que con indulgencia leen y apasionadamente escriben sus comentarios en el blog, decirles: es vuestro este humilde y zozobrante navio.
8 Comentarios:
Es nostalgia? O sed?
No sé, será simplemente felicidad.
En una mañana gris y ventosa, absorta en clases y temarios, embotada ya un poquillo la mente a estas horas del día, he leído el homenaje y también a mí me ha hecho sonreir. LLegué a conocer a Cesar y a la bohemia en un par de breves encuentros, pero por cuestiones ajenas a mi voluntad no he podido volver hasta hace relativamente poco.
Go on, y que sean tropecientas entradas más.
Viven los recuerdos,
Permanecen los proyectos,
Siguen unos, se sumaron otos y latentes algunos permanecen
Evocar el pasado tan acertadamente
Hace disfrutar de él
En el momento presente
Gracias, aunque no comparta mi tiempo con vosotros. Besos
Este blog -su espíritu- es como las aceras en otoño, nada más barrerlas se cubren de nuevo de hojas.
La Bohemia, Odradek, blog, literatura, encuentros.....
Ha sido muy especial ver el recuerdo desplegado en la pantalla.
El proyecto quedó latente, pero el recuerdo permanece muy vivo, tanto que casi incendia.
Los jueves pasaron a ser -hace ya eones de esto- el día santo, el sabbath de las letras. Desde entonces, es el jueves día propicio a las comuniones ateas, al panteismo literario. Ceremonias oficiadas a la luz de los dioses locales, colgados de los muros de la libreria. Invocamos hoy a su magno sacerdote: si estás por ahí, manifiéstate!
Mirando atrás (sin ira) uno recuerda que gran parte de lo que ahora disfruta (y no siempre aprecia debidamente) viene de aquellos años, de aquellos muros queridos... Indudablemente allí nació algo, que tratamos de mantener vivo a pesar de los años y las decepciones, las peleas y el recorte en las expectativas que viene de saberse ya no más eterno. Quizá la metáfora del "humilde y zozobrante navío" sea más que acertada: del hundimiento (la pérdida) de aquel barco que nos llevaba a todos juntos hemos quedado náufragos, cada uno asido al madero que ha sabido encontrar... Pero de vez en cuando el oleaje nos vuelve a reunir a todos.
Yo también quiero que, desde un perdido rincón onubense, suene una voz familiar...
Como soy un resignado emotivo, se me sube la bilis negra cuando me acuerdo de esas conversaciones arborescentes, redondas o madrepóricas, al calambre de la farola; de las sillas de tijera, con las que cortábamos en pedacitos a Poe o London; de los poemas ocultos llenos de párpados del mistagogo anfitrión; los silencios inteligentísimos del arquitecto; los meteoritos que nos lanzaba la culebrina del galeno (que nos quemaban o nos llevaban lejos); las elegantes estocadas de los dos mosqueteros sin hazañas, que nos sahornaban con técnica y sabiduría; las geometrías anarcoides del timidísimo político de lo relativo; las lecturas amorosas de la encantadora de serpientes muy antiguas (que luego todos leíamos); o las más combativas de la docente dama de hierro; las aceradas lancetas del taxidermista de mohín melancólico; las miradas tristes del cernudiano náufrago presto para la abducción (“mejor la destrucción, el fuego”). Y así. La tolvanera de los jueves que nos despejaba el mundo de la cabeza sin banalizar nuestra existencia.
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