De Anima Bestiarium
(De la fauna y flora de los estados del alma)
XI El Sapo de la Felicidad
XI El Sapo de la Felicidad
Cuando Ívanos Sandersonios, estilita de la ciudad de Tebas, elegida de Zeus, acabó por abandonar su columna, dedicó el resto de sus días a dar noticia de los seres extraños engendrados en la matriz de natura. En su inmensa “Historia Natural”, en el capítulo XVIII de su libro III, “De los seres que habitan lagos, lagunas, fuentes y charcos”, nos habla de un sapo que mora en las orillas de un lago de la Tesprotia. Sandersonios, amigo de genealogías divinas e historias de alcoba, lo hace hijo del pecado de Mirra, pues fue el fruto del amor incestuoso del dios Océano y su hija Eurínome. El fabuloso animal es conocido por el canto que esparce en las noches de verano. A los que lo escuchan les parece que las estrellas titilan siguiendo las notas de la melodía, una música que indica que el mundo todavía es joven. Este batracio no puede ser capturado: cuando intentas retenerlo, resbala de entre las manos, se deja caer al suelo, abandonando un rastro amargo y viscoso en los dedos. Sólo la melodía que resuena en las almas inquietas permanece después en las tierras de los hombres.
3 Comentarios:
Que bien que continues con estas "bestiales" entregas, son estupendas, mi espacio preferido del blog. El sapo es un animal curioso. Tiene algo que me fascina a la vez que me repugna (supongo que esto último se deberá a las viscosidades) En cualquier caso, cierto que tiene un punto que te arrastra a la melancolía.
Sus apariciones estelares, para mí las más bonitas, tienen lugar en noches de tenue lluvia. Es muy probable que te topes con alguno si sales a pasear un rato por el campo en ese momento y siempre que andes cerca de alguna charca o arroyo, claro.
Seguirá Anima Bestiarium en Saint - Gervais, pero abandonando el tour de force de una diaria, sino sólo en breves pinceladas aleatorias más trabajadas.
Gracias por decir "mi espacio preferido del blog", es todo un honor, Leonor (que horror, cuanta repeticior)
Quizás sea el sapo de la felicidad, siempre escurriendose entre los dedos, siempre un canto lejano atractivo pero inasible.
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