La Bohemia

Como ejemplo, pongamos las ocho de la tarde de un jueves del mes de febrero de un año cualquiera de hace algunos. Ya es de noche, y hace frío. Entras sin mirar el escaparate, y César te sonríe, tras su mostrador, tranquilo como siempre. Tiene un cigarrillo en la boca y un café en la mano. María revolotea por allí, colocando, descolocando, volviendo a colocar. Javi está pasando albaranes en el ordenador, Julio -Antonio coloca libros en los anaqueles y Maria José – con su sonrisa de siempre – atiende las peticiones baratas de unas jóvenes escolares.


Te sumerges en la búsqueda de ese libro que anhelas. Pero no tienes mucho tiempo. Por la puerta van entrando los compañeros. La fotocopiadora se para y llegan las lecturas de última hora…, los repasos, las preguerras. Se inicia la batalla. Pero los tótems que cuelgan de las paredes no dejan que llegue la sangre al río: Cortázar, Kafka, Borges. Y la presencia silenciosa de miles de libros que esperan, como flores de papel, ser abiertos por tus lúbricos ojos que los desvirguen. El templo está lleno de espíritus y la oración es fructífera y severa como la vida y la muerte.
La coca-cola, las cervezas y las patatas camuflan una atmósfera hecha de literatura. Y las horas pasan como las mejores. Y sueñas como los mejores. Y nacen sueños de
folios en blanco y bics por estrenar. Y en medio de todo te has casado, han pasado varios años y has leído todo lo que pasó por tus manos.
Hoy te despiertas en un velador de verano en un bar de decorado abarrocado – casi rococó – con nombre de película y decoraciones africanas. La cerveza, la coca – cola y las patatas continúan. Los compañeros, aproximadamente, también. Pero tú no eres lo mismo. La tertulia tampoco. La Bohemia no está.

9 Comentarios:
Es curioso... Yo tenía en mente escribir para mi blog algo muy parecido... Lo cual demuestra que ese sentimiento del que hablas está muy extendido entre los "viejos rockeros" del lugar... Cómo podría ser de otra forma.
Como siempre, aquello se aprecia mucho mejor ahora, cuando ya lo hemos perdido irremisiblemente. Para mí es mi particular "bildungsromann", coincide con el periodo más fructífero de mi formación como persona, así que es inevitable que, con el paso de los años, se esté convirtiendo en una etapa casi mítica...
Es cierto que no somos los mismos. Han pasado demasiadas cosas, hemos aprendido demasiados límites, nos han contado ya todos los chistes. Pero imagina (y el mero hecho de imaginarlo ya "salva") que un grupo de enamorados de la literatura, como nosotros pero más jóvenes, se reuniera ahora en torno a una librería y al calor de la amistad...
Si tal cosa sigue siendo posible, aquí o en cualquier otra parte, es que algo de todo esto, de lo que hicimos, sentimos y ahora tratamos inútilmente de remedar, tiene (aproximadamente) un sentido. Aunque nosotros mismos hayamos olvidado el camino al Paraíso.
No sé si me entendéis...
Te entiendo. Pero es pronto para soñar que la esperanza está en "otro" grupo de jóvenes en torno a "otra" tertulia bajo el techo de "otra" libreria.
Quiero decir... ¿por qué ya es tarde para nosotros? ¿Por la ausencia de novedad? Cuando no hay nada nuevo, siempre queda el juntarse para hablar de lo antiguo.
Ah!, y por supuesto, no todas las historias están contadas. Porque aún estamos vivos...
No seamos derrotistas. Habremos perdido en ingenuidad y romanticismo; pero ahora ya no somos un grupo de "tertulianos", sino un grupo de buenos amigos que comparten su afición a la literatura.
Recuerdo aquel momento como una etapa realmente hermosa de mi vida, pero creo que aún se pueden hacer cosas interesantes y bellas. Es cuestión de esfuerzo. Este blog es una muestra de que esto es posible.
Un abrazo a todos los "odradekniks".
Halaga saber desde la isla esmeralda que sigue existiendo esas ganas de sorprender y seguir entusiasmando con el paso del tiempo que siempre es un hilo destructor.....Keep on the great work guys, a pleasure to hear from you.....
Una odradeknik.
Quemadlo todo, quemadlo todo y empezad de nuevo en otro giro de la rueda infinita.
Me imagino como pudieron ser los comienzos de la tertulia, aunque yo aún no estaba presente. Sí puedo decir que me encanta lo que hacéis, lo que hacemos, y que no me gustaría perderlo por nada en el mundo. Animo chicos.
¿Os habéis fijado en la disimetría ocular de los tres grandes????
Es impresionante!!!!!
Los tres tienen más pequeño el ojo izquierdo. Casualidad o causalidad?
Como ejemplo, pongamos las dos menos cuarto de un sábado, de este año, hace apenas tres días. En la sección de alimentación precocinada de El Corte Inglés me afano por buscar algo para comer. Mientas me decido entre una ensalada de judias verdes o una paella, alguien me toca el hombro. Al girarme, veo la sonrisa como de tierna muñeca, sonrosada y saludable, de Pilar. Pilar, aquella zolista a ultranza, tolstoifóbica, amiga de Aldecoa y de Dulce Chacón. Una de las fundadoras de la T. Una inmediata corriente de complicidad borra el paisaje de ECI y ya estamos hablando de libros, de la Bohemia, de como ha pasado el tiempo que de pronto son años, de Aceuchal y los niños de su cole.
Dirige una tertulia en el colegio a la que asisten mamás de los chicos. Y, como me ocurre a mí, como os ocurre a vosotros, añora las tardes de invierno al refugio de aquella librería que permanece intacta en la bruma de nuestra memoria.
Y como sacudidas intermitentes, tentáculos de una memoria caprichosa, imaginemos un cierre metálico a medio echar. Una cálida luz de farol ,abrigada por libros, que emite señales de complicidad desde que te aproximas por el sendero del parque, ya anochecido.
Te agachas para entrar y percibes los primeros rumores, algunas risas, la exhalación de trastienda que convoca a la complicidad, a la intimidad de páginas exploradas o anheladas.
Un oasis de palabras que diluye la rutina...
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