lunes, agosto 21, 2006

Adopción - 3

La entrega

El orfanato de Nang: la institución que os entregará a Lucía. Un enorme y desnudo edificio blanco sobre una explanada de tierra removida y sin árboles. Algunos farolillos rojos de papel cuelgan en las columnas de la entrada y de las ventanas enrejadas de la fachada principal.
Sois conducidos a un aula donde la directora, flanqueada por dos empleadas del centro y entre suaves reverencias, os ofrece un cordial y protocolario saludo. Ya sentados, recibís indicaciones generales sobre el procedimiento a seguir. La habitación huele a lejía. Estás inquieto e impaciente; te resulta difícil atender a las explicaciones de la traductora. Tu mujer juguetea con la fotocopia de la niña entre sus manos, mirando de reojo una puerta cerrada. Calibra sus expectativas con lo que esa puerta está a punto de mostraros. En pocos minutos se encarnará el fantasma que habéis acunado durante meses.
Recuerdas, ahora si con detalle, las paredes de aquel aula, cubiertas de dibujos realizados con gruesos trazos de lápiz negro, dibujos de árboles que podrían ser pinos, casitas, monigotes solitarios en mitad de papeles en blanco. Firmáis algunos documentos.
La directora, no sin cierta ceremonia, aprieta el botón de un interfono y susurra una orden ininteligible. Se abre la puerta.
Lucía aparece de la mano de una obesa cuidadora que viste una abotonada bata gris. Estúpidamente, no puedes apartar tu mirada de la tarjeta de identificación que le cuelga del bolsillo. La niña, peinada hacia atrás, sujeto el pelo con un cintillo desteñido, permanece parada en el umbral, resistiéndose a los suaves tirones de la celadora que sonríe con una rígida mueca. Una aparición de inmaculada pulcritud, pequeña y perfecta.
La directora llama a Lucía animándola a pasar con un gesto de la mano. Te sientes incómodo, como en una representación teatral, cada uno de vosotros personajes que interpretan un papel asignado para aquella frágil escena. Sólo la niña es una presencia real, una menuda diosa oriental de pelo moreno y lacio, brillante de tan negro, y una cara de ángel desvalido que te provoca un latigazo de angustia. Sus brazos permanecen pegados al cuerpo, como un par de alas plegadas. Apenas puedes moverte, clavado en la silla. Os mira como a sus desconocidos captores, confusa pero firme.
Por un instante no te sientes digno de ella. Miras a tu esposa, buscando ayuda: con los brazos abiertos, se ofrece tímidamente a la niña. Hace lo correcto. La pequeña se gira levemente . En la mochila, decorada con grandes libélulas de colores, sujeta a la espalda, lleva Lucía todas sus pertenencias: un peine, una muñeca vieja, algo de ropa, un casete con canciones de cuna chinas..., y alguna otra cosa que no recuerdas. A su lado, las celadoras son apenas seres humanos simiescos y toscos.
Delgada como un junco, frágil y radiante, así llegó Lucía, una estatua de porcelana en el umbral.

7 Comentarios:

Blogger José L. Muñoz Expósito dijo...

"En pocos minutos se encarnará el fantasma que habéis acunado durante meses": grande.

Sin embargo, no me funciona bien el momento en el que aparece la niña: te fijas más en la bedela que en Lucía, si con eso lo que quieres mostrar es qu el papá no se atreve a mirar la niña, bien, quizá debieras explicitarlo. Más me parece que es una estrategia del escritor para demorar el momento de la primera vista y hacerlo más interesente para el lector, quizá se nota demasiado.

"Delgada como un junco, frágil y radiante, así llegó Lucía, una estatua de porcelana en el umbral.": grande, o de cómo una niña entregada en adopción en un orfanato puede reunir lo más bello y señalado de una cultua milenaria como la china. Maravilloso, este momento literario.

10:17 a. m.  
Blogger Julio Abelenda dijo...

No sé si me convence este nuevo giro... Quizá (quizá) bordea lo sentimental. Como descripción de los mil matices de sensación que rodean una escena tan violenta como la de la "entrega", es genial: ajustada, incómoda, casi asfixiante, indaga con fino bisturí en la psique del personaje. El problema es de expectativas; tengo el defecto de buscar siempre "el muerto", el fantasma, la abominación camuflada sutilmente en el papel amarillo de una pared... Y la humanización de la niña, "confusa pero firme", me la descarga del aire de misterio e inquietud que había desplegado esa mirada granulada, esos datos parcos en un expediente, ese acunar fantasmas durante meses...

Quizá sea un problema de definición: ¿estamos pintando sombras o iluminando lo inefable?

Eso sí, el nivel literario no hace más que crecer y crecer... La pincelada justa, la sobriedad contenida, y de repente la frase perfecta, poética, imborrable...

Go on, please.

1:26 p. m.  
Blogger L Malaletra dijo...

Responderé a ambos sin más animo que el de la charleta comunicativa, desterradas las polémicas sanguinolentas y dando la bienvenida al rollito gay que impregna, según El Quini, este blog:
1. JL. Fijarse más en la celadora podría ser una defensa del interpelado protagonista, asustado e incapaz de afrontar el momento que le toca vivir. Podría dar la impresión de que todos se adaptan a la escena menos él. Parece un tipo algo debil. Iremos viendo. Este protagonista anda un poco confuso, arrastrado y a la vez fascinado por la situación.
2. Abelenda. Esto no es una historia de fantasmas a la japonesa, con niñas reptando por las paredes o nenes de grandes ojeras que te miram desde el rellano de la escalera. Pero tampoco un reality show sobre la adopción. Ten paciencia.
3. Alguien sabe algo de Lucas...?

2:54 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Coincido con JL en el gran acierto que supone esa frase contundente y rotunda "se encarnará el fantasma que habeis acunado durante meses". Luego, el resto del relato, se debate entre el tono emocional y poético y la angustia e inquietud de afrontar lo que se hace inminente y definitivo. Pinceladas que me intrigan; por qué el padre ve en la aparición de la niña la encarnación de un fantasma; sería más propio de un futuro padre esperar la encarnación de un frágil pero tierno espíritu que infunde vida a la borrosa fotografía. Aunque, claro está, el padre no parece verla de ese modo, no se siente digno de ella. O ha visto en la niña ciertas actitudes que le mantienen en estado de alerta, o bien la toma en calidad de pequeña heroína, merecedora de cuantas atenciones y mimos esté en su mano dispensarle, a modo de compensación por la dura vida que ha debido de llevar hasta ese momento.
También destaco el princio del relato, me gusta la descripción y posterior acercamiento que haces del orfanato de Nang.
Y resalto un pequeño detalle que para mí es esencial, una chispa de luz que ilumina la figura de la niña y la hace más real y tangible. Su mochila decorada con libélula de colores.
Contínua, el desarrollo de la historia va genial y crece por momentos.

3:06 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Soberbia esta tercera entrega de Adopción.
La voz en segunda persona, como narrador que dirige la representación, sitúa -nos sitúa- ante la espera, el deseo, el temor.
Una sombra incubada por el padre -por el lector- comienza a cristalizarse. Es más seguro afianzarse en los trazos precisos de la pared o una tarjeta identificativa, para no naufragar.
El recuerdo se enturbia cuando nos aproximamos a la niña: aparición, fantasma, libélula frágil que puede escapar...

8:07 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Sigo con lentitud la estela de los estímulos, pero soy ánima sensible.
Me conecto y ya está la niña "adoptiva" con nosotros. Menos mal que QM sigue paseándose, sin decidirse por la cafetería parisina que mejor se ajuste a sus expectativas: él sí que conecta con mi yo más genuino.

Espero con interés las siguientes entregas de adopción. Acierto pleno en la descripción de la incertidumbre.

12:04 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Doc Leo:Catalogo de gran valor literario este relato.He pasado por China,como un turista convencional,.Visité una escuela de niños,llenos de prodigiosas habilidades.Pero la China ancestral se refleja en la verdad del< relato.Inquietante en su pricipio;tensa espera en el tiempo siguiente;conmovedora incertidumbre
; iluminada esperanza al final.Me llama la atencion sobretodo la situacion animica de la fragil porcelana y sus miedos.-Un tumbado

12:57 p. m.  

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