Manual de Literatura para Caníbales
Aquellos que compran libros con cierta frecuencia se ven abocados a acumular toneladas de páginas en cada rincón de su casa. Muchas de esas páginas no volverán a ser leídas y probablemente no merecieron una primera lectura. Buscadores por instinto, a veces siguen pistas falsas, rastros dejados en los suplementos culturales por críticos poco exigentes o mercenarios editoriales. Y la presa capturada no es más que un pellejo de 20 euros y 310 páginas.
Podría ser el caso de "Manual de literatura para caníbales" de Rafael Reig (Debate, 2006). Los cantos de sirenas de un suplemento y la crítica favorable de Lorenzo Silva en un programa de radio (¿por qué hacer caso a escritores que no nos interesan, especialmente cuando hablan en tertulias radiofónicas de fin de semana?) empujan al lector a entrar en una librería y rebuscar entre las pilas de libros el volumen de Reig. Suelta la pasta y va ojeando el libro por el camino, estudiando la portada, captando el olor del papel nuevo.
Experto en las prostitutas literarias del XIX, profesor de literatura y autor de novelas ("Hazañas del capitán Carpeto" es la más reciente), Reig desarrolla en "Manual de Literatura para Caníbales" (MLPC) una mezcla de novela folletín a través de la saga de los Belinchones, manual de literatura de andar por casa (que incluye algunos divertidos ejercicios prácticos) y ensayo crítico presuntamente irónico.
Al final el tinglado no pasa de ser un gazpacho excesivamente especiado y previsible. Como es previsible cargar contra Cela (por delator y censor franquista) o contra Benet (por aburrido y aburguesado), utilizando argumentos escuchados una y otra vez. Con vocación de niño terrible y provocador, Reig genera tedio y una sensación de manoseado deja vu.
Loable condición la del que intenta ser irreverente o pretende mostrar inteligencia crítica a base de pisotear laureles ajenos. Pero se necesita algo más que eso, una mirada más profunda y nueva para que el invento funcione.
La literatura española del XXI se simplifica durante las últimas páginas del libro en La Guerra de las Dos Marías: una lucha entre "monárquicos" estilistas (los seguidores del Rey de Redonda, Javier Marías, herederos de Benet), y los "republicanos" argumentistas (con Fernando Marías a la cabeza, herederos barojianos). Para este bando, el favorito de Reig, un A.P. Reverte hubiese sido un caudillo más convincente y poderoso.
La guerra culmina con la desaparición de la literatura tal como la conocemos y el advenimiento de la creación literaria industrial mercantilista, a la sombra de monstruosas factorías editoriales.
Las disyuntivas de la literatura siguen siendo las mismas desde Horacio (Epistola ad Pisones):
a. Ars versus Ingenium (arte contra ingenio)
b. Res versus Verba (las cosas contra las palabras)
c. Docere versus Delectare (enseñar contra divertir).
Comparto con Reig su indisimulada veneración por César Vallejo. Y la necesidad de poner en cuarentena los cánones (aunque él parece proponer un canon paralelo). También creo interesante la idea de que las vanguardias se construyen sobre los cimientos ruinosos de las generaciones previas; los escritores serían bestias carroñeras devoradoras de cadáveres. Con Reig a la cabeza de las hordas caníbales.
Podría ser el caso de "Manual de literatura para caníbales" de Rafael Reig (Debate, 2006). Los cantos de sirenas de un suplemento y la crítica favorable de Lorenzo Silva en un programa de radio (¿por qué hacer caso a escritores que no nos interesan, especialmente cuando hablan en tertulias radiofónicas de fin de semana?) empujan al lector a entrar en una librería y rebuscar entre las pilas de libros el volumen de Reig. Suelta la pasta y va ojeando el libro por el camino, estudiando la portada, captando el olor del papel nuevo.
Experto en las prostitutas literarias del XIX, profesor de literatura y autor de novelas ("Hazañas del capitán Carpeto" es la más reciente), Reig desarrolla en "Manual de Literatura para Caníbales" (MLPC) una mezcla de novela folletín a través de la saga de los Belinchones, manual de literatura de andar por casa (que incluye algunos divertidos ejercicios prácticos) y ensayo crítico presuntamente irónico.
Al final el tinglado no pasa de ser un gazpacho excesivamente especiado y previsible. Como es previsible cargar contra Cela (por delator y censor franquista) o contra Benet (por aburrido y aburguesado), utilizando argumentos escuchados una y otra vez. Con vocación de niño terrible y provocador, Reig genera tedio y una sensación de manoseado deja vu.
Loable condición la del que intenta ser irreverente o pretende mostrar inteligencia crítica a base de pisotear laureles ajenos. Pero se necesita algo más que eso, una mirada más profunda y nueva para que el invento funcione.
La literatura española del XXI se simplifica durante las últimas páginas del libro en La Guerra de las Dos Marías: una lucha entre "monárquicos" estilistas (los seguidores del Rey de Redonda, Javier Marías, herederos de Benet), y los "republicanos" argumentistas (con Fernando Marías a la cabeza, herederos barojianos). Para este bando, el favorito de Reig, un A.P. Reverte hubiese sido un caudillo más convincente y poderoso.
La guerra culmina con la desaparición de la literatura tal como la conocemos y el advenimiento de la creación literaria industrial mercantilista, a la sombra de monstruosas factorías editoriales.
Las disyuntivas de la literatura siguen siendo las mismas desde Horacio (Epistola ad Pisones):
a. Ars versus Ingenium (arte contra ingenio)
b. Res versus Verba (las cosas contra las palabras)
c. Docere versus Delectare (enseñar contra divertir).
Comparto con Reig su indisimulada veneración por César Vallejo. Y la necesidad de poner en cuarentena los cánones (aunque él parece proponer un canon paralelo). También creo interesante la idea de que las vanguardias se construyen sobre los cimientos ruinosos de las generaciones previas; los escritores serían bestias carroñeras devoradoras de cadáveres. Con Reig a la cabeza de las hordas caníbales.
11 Comentarios:
Leo, ya tienes esto aquí, he tenido que suprimir tres de las cuatro, porque no sólo ha subido la entrada, sino el resto de intentos. Creo que el problema era tu servidor. ¿Te llegan ya las notificaciones?
Creo que ni Vallejo, ni Reig, ni Marías ni Marías II, ni siquiera Don Arturo pueden acertar cuando juzgan la literatura temporalmente cercana. Nosotros, por supuesto, tampoco.
Hace falta que el polvo, las bibliotecas quemadas, la muerte de todos los críticos y el pasar de las hojas de miles de lectores a lo largo de los siglos despejen el camino. Por cada Homero, ¿cuántos poetas mediocres no nos han llegado?
Los escritores no son buitres carroñeros, más me los imagino yo como malos restauradores: ponen demasiado de su propia imaginación en la reconstrucción de las ruinas.
Amigos dos:
para JL --> gracias por corregir los errores; esta mañana me partí la cabeza intentando solventar los problemas de edición; la entrada no subia y los borradores no se guardaban (ya viste el críptico mensaje de error que aparecía machaconamente). Supongo que estas funciones de master of the blog te tocarán hasta que termine de ir fino.
para JL D`A --> el tiempo todo lo juzga, incluso a los contemporaneos, cierto, pero nosotros no estaremos para verlo. Y la crítica puede ser muy divertida (en plan amateur). El escritor es un buitre en el sentido de que se alimenta de los cadáveres de sus predecesores para construir con sus heces la obra presente.
para QM --> estoy encantado de que una entrada pueda generar un comentario tuyo tan profuso (cuanto honore). Solo un reparo: ¿por qué no leer lo que los lectores escriben sobre las lecturas que sufren / disfrutan? Me siento con el derecho de hacer esta crítica amateur y con el privilegio de que otros lectores la compartan o contradigan.
Saludos
Estoy de acuerdo en la crítica que hacemos los lectores, la que tu llamas "amateur", porque está basada en la experiencia del lector, no mediatizada por intereses ni por canonizaciones.
Me explico. Hace muchos, muchos años (en un reino junto al mar) habitó un conjunto de sacerdotes que estimó cuáles de los libros sagrados eran "canónicos". La leyenda dice que se tiraron al aire y sólo sirvieron los que quedaron encima del altar. Pero los libros elegidos para formar la Biblia tal como la conocemos fueron elegidos por pública subasta. Eso pasa con los críticos "profesionales". Nosotros somos críticos por amor a la literatura, no para ganar el pan.
Por otro lado, todo dogma produce herejes. Cuando un crítico, amateur o profesional, canoniza un libro, está automáticamente denigrando otra serie de libros, excluyéndolos de la lista. Y un clásico es un clásico por méritos propios, no por deméritos ajenos. El tiempo es un juez más justo que un crítico. Al menos, es ciego.
Así que en esto es en lo que ha derivado el eterno debate (un clásico por estos pagos, casi un "derby" entre tertulianos) "lo bueno es lo que me gusta" versus "lo bueno es lo que es bueno, por mis santos coj..." Ejem. Esto de la crítica es una cosa inaprensible, inefable, algo así como el sexo de los ángeles. Para ejemplificarlo; ¿cuántas veces no nos habremos sentido orgullosos, henchidos, al comprobar que tal o cual libro/autor es encumbrado por la crítica? (por la crítica "histórica", me refiero, porque en la contemporánea descreemos con furia y ardor digna de mejores menesteres). Y, viceversa; ¿cuántas veces no nos habremos lamentado de que la crítica pase por alto tal libro/autor que nos encandila, refunfuñando para nosotros "ellos se lo pierden, por estirados y estreñidos y, y...?
Pues eso...
Queridos mosqueteros,
He quedado gratamente sorprendido por este Saint-Gervais, que más que un blog se podría considerar una e-zine cultural minimalista. La parte crítica me parece lúcida y arriesgada, presentando autores, libros o ¡discos! fuera de la corriente general y haciendo justicia con ellos. Quizás es ese elemento crítico que teníamos proyectado para anteriores aventuras literarias y que nunca llegó a cuajar. Doc. Leo es un buen narrador, y ahora nos hace una demostración de su habilidad con el bisturí aplicado a los textos de otros. No hace falta que comente que la entrada de J.L. D’Artagnan sobre el texto de Wilde me ha parecido muy interesante, pues el irlandés es uno de mis autores favoritos. No obstante, reconozco que la parte del blog que más me ha llegado es la de creación literaria. “El Dolor” es uno de esos preciosos poemas breves con los que un narrador como J. L. D’Artagnan a veces nos sorprende. Sencillo, trágico y hermoso, resulta una especie de bofetón que te despierta de esa vida facilona, simplista y aburguesada por la que a menudo transitamos. "El Pájaro de la Melancolía" puede ser la primera entrada de un bestiario que deseo seguir leyendo. Me recuerda al catálogo de criaturas fantásticas que escribió Borges, uno de los libros de este autor de los que más he disfrutado. Siempre he sido aficionado a este tipo de fantasías, por lo que me agrada que un amigo se atreva a escribir una y además de una forma tan diestra. Por otra parte, "La Gare" me ha alegrado por dos motivos: a) Significa a vuelta de Quintín al ruedo creativo. b) Relata la nueva reencarnación de ese ente cósmico llamado Lucas Maldonado, al cual hemos visto morir alguna que otra vez, aunque siempre renace de sus cenizas. Veo a Lucas Maldonado como el personaje que todos llevamos dentro y del que casi siempre hablamos, al límite de la derrota pero dispuesto a intentarlo de nuevo en cuanto el viento sopla mínimamente a su favor. Ahora sólo me queda esperar una aportación en forma de ficción de Doc. Leo, aunque seguro que ya se está gestando en algún rincón de su oscuro laboratorio.
Enhorabuena mosqueteros. ¿Necesitáis un Cardenal Richelieu?
Me permito una aproximación a tu exposición "crítica" laureando la fluidez de tus impresiones y la matización acertada con fragmentaciones clásicas -Horacio y sus contraposiciones-
Me permito otro acercamiento que dibuja una declaración de posiciones:
Considero difícil moverse con acierto en la captura literaria cuando los elementos en juego son: novedad, crítica pretenciosa de gallinero radiofónico, cuasiintelectuales redentoristas que simplifican la complejidad histórica y temporal bajo consignas ideológicas y experiencia personal incuestionables.
Prefiero la crítica cercana, humilde, que no adopta poses de predicador integrista disfrazado de progresismo. Convocando a Goytisolo prefiero la crítica "que sume, no reste", que silencia lo que denosta si se basa en heridas propias más que en impresiones inadecuadamente distanciadas de un yo omnipotente.
Me guío por el lector sediento que se emociona, se equivoca, mitifica sensaciones próximas y sueños compartidos.
Me quedo con mi impresión de lectora rezagada -más bien tardía- que busca un estrato seguro, milenario, consolidado con aportaciones volcánicas y a salvo de la erosión de vientos perecederos.
No hay mucho tiempo y tenemos que movernos con presteza porque "el invierno se aproxima".
Por último, no me sumo a formulaciones tan contrapuestas en relación a la literatura: arte e ingenio, argumento y estilo, elementos didácticos y diversión pueden armonizarse/equilibrarse en una única obra. Quizás la mirada del lector tenga mucho que aportar.
Anoto un fragmento de La experiencia de leer de C.S. Lewis: "De hecho, no necesitamos a los críticos para disfrutar con los autores, sino a la inversa. Normalmente, la crítica arroja una luz retrospectiva sobre lo que ya hemos leído. A veces puede corregir algunas exageraciones u omisiones en esa lectura, contribuyendo así a mejorar una ulterior relectura. Pero no es frecuente que lo haga en el caso de un lector maduro y cuidadoso cuya relación con la obra no sea reciente. Si éste es tan estúpido co mo para haberse pasado años leyéndola mal, lo más probable es que lo siga haciendo."
Gracias...por este espacio
Gracias a tí por una aportación tan lúcida. No puedo por menos de citarte como una forma de subrayar unas reflexiones que comparto:
"Me guío por el lector sediento que se emociona, se equivoca, mitifica sensaciones próximas y sueños compartidos.
Me quedo con mi impresión de lectora rezagada -más bien tardía- que busca un estrato seguro, milenario, consolidado con aportaciones volcánicas y a salvo de la erosión de vientos perecederos.
No hay mucho tiempo y tenemos que movernos con presteza porque "el invierno se aproxima".
We love you
Me quedo con mi impresión de lectora rezagada -más bien tardía- que busca un estrato seguro, milenario, consolidado con aportaciones volcánicas y a salvo de la erosión de vientos perecederos.
No hay mucho tiempo y tenemos que movernos con presteza porque "el invierno se aproxima".
Todo lo demás es bla,bla,bla... Habrá que mirar por encima del Muro...
Un detalle más...
Leo una crítica del inefable Harold Bloom sobre Poe: "Fue un poeta muy malo, un crítico incompetente y un estilista en prosa tan espantoso que sus obras se leen muchísimo mejor traducidas".
Como dijo Judas cuando Jesucristo le tiró la cocaína al suelo de un estornudo: ¿Es para matarlo o no es para matarlo?
Como sabes, me encanta H. Bloom, incluso en sus magníficas gilipo*eces.
Pero me quedo con tu chiste.
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